Si
llevo los cascos no oigo las risas cantarinas de un adolescente que
se finge gallo peleón. Galantes en el parque, ebrios como si todo
acabara mañana, danzan buscando la excelsis de aquel subidón. Las
niñas bonitas me dicen que si las quiero, pelee por ellas, me
acobardo como el vagabundo al que ladra el perro.
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